El programa renace no es solo una aventura. Renacer implica, preparación física, anímica y una voluntad de volver a nacer, de renovar todo aquello que teníamos por garantizado. Embarcarse en este camino es tener implícita la idea de que, como cualquier nacimiento, en el que respiramos por primera vez, duele. Es darse cuenta de que darse por vencido es el camino más fácil, pero es en ese preciso instante, que debes recordar que eres más. Por ti, claro, pero porque tampoco caminas solo. Como en cualquier carrera que sigas como líder, nunca estás solo. Tienes a tu equipo caminando contigo. Compartiendo los mismos objetivos, presentándote otras perspectivas y trabajando en grupo. Y es este equipo el que te da la confianza necesaria para continuar. Sin olvidar los pasos que diste para llegar adonde llegaste, sabes que aún hay mucho camino que recorrer. La confianza y la convicción de que estás cerca de alcanzar el objetivo no pueden nublar tu visión. Pueden ocurrir imprevistos. Alguien se queda en el camino, no salió como querías, y como lo deseabas. Y aquí es donde te superas a ti mismo y soportas todo el peso de esa maleta que llevas no solo con los esenciales de un viaje como este, sino también con buenos recuerdos, imágenes que solo tú has conseguido grabar en la memoria y, por supuesto, la conciencia de que todo tiene un fin, y ese camino también. Es el último día que los hombros pesan más, pero no es un dolor físico. Ellos han llevado durante 7 días una experiencia que, aunque termine, nunca tendrá un verdadero fin porque, recuerda, renaciste.